Mis mares
En el verano nos obsequiaba cayos de arena como islas dispersas en continentes imaginados que me hacían soñar con naufragios y náufragos, piratas y tesoros.
El Caribe es un mar verdi-azul. Nunca lo vi enojado salvo cuando alguna tormenta imprudente agitó sus aguas tranquilas. Llega despacito a la playa, sin aspavientos, con poca espuma. Se retira también poco a poco. Si puede le devuelve tierra a la playa para hacerla más grande. Así tiene más tierra para amar y abrazar. Mi Caribe es el mar de la tranquilidad. Es el beso galante del enamorado.
El Océano Atlántico es quién nos toca por el norte. Recuerdo la primera vez que lo vi. Me impactó su color azul intenso profundo y la energía de sus marullos. Su oleaje vigoroso produce tanta espuma que recuerda al toro de lidia, siempre a punto de embestir. Rara vez besa su playa, las mas veces la golpea sin piedad como un marido maltratante o se la come, padre descastado, como Zeus a su hijo.
Nunca pude apreciar su horizonte como el de mi Caribe. Desconozco la magia de sus espejismos y nunca barco alguno en su bahía estuvo al alcance de mis manos.
El Océano Atlántico es quién nos toca por el norte. Recuerdo la primera vez que lo vi. Me impactó su color azul intenso profundo y la energía de sus marullos. Su oleaje vigoroso produce tanta espuma que recuerda al toro de lidia, siempre a punto de embestir. Rara vez besa su playa, las mas veces la golpea sin piedad como un marido maltratante o se la come, padre descastado, como Zeus a su hijo.
Nunca pude apreciar su horizonte como el de mi Caribe. Desconozco la magia de sus espejismos y nunca barco alguno en su bahía estuvo al alcance de mis manos.
Comentarios
Recuerdo que cuando Serrat en un concierto se disponía a cantar 'Mediterráneo', Sabina le dijo; 'Esta gente tienen al Caribe, tú vas a hablarles del mediterráneo...' por supuesto, todos nos reímos y agradecimos el halago.
¡Así de bello lo vieron!