Saladina Eugeamor: Epístola para una voz desconocida
“…me haces llorar, inesperada voz que me llegas, y no sé de qué mundos, espacios, o latidos…
…me haces llorar y ya es tarde para hacerlo…
…me hace llorar esta orfandad, esos pasos suyos a una quimera, ése mármol que me hiere de cuando me tocara su mirar tan frío… al determinar su partida, desespera y abrupta…
Me hacen llorar, los tiempos venideros, un cúmulo de
soledades esperando atardeceres… y me hace llorar, mi último destino, para cuando deba irme a ese andén de los viajes eternos...y no estén sus ojos de tristeza humedecidos… su última mirada, a mis últimos suspiros…
...tal vez, no fui alfarera, obrera amanecida, y no
trabajé esa tierra de sus afloradas manos y descuidé
el amor que me fuera concedido… rasgué mi promesa de
amarle incondicionalmente y no fui ternura,
comprensión y entrega;
y fueron mis corazas los
rencores desatados, ante sus látigos de mis falencias…
la rabia de los días ante sus descuidos, y de mis ojos
amorosos, ya nada me quedaba...
...y herida en los tiempos, dejé de mirarle, y sus
cofres y los míos de nieblas se vistieron...
...y entonces los caminos, se fueron desviando, se
alejaron los sueños posados en la ventana, y nos
volvimos ausencia, congelados satines, verdugos y
victimarios. ..
...pero siempre hay culpas al cerrar los párpados, y
siempre somos, las mismas condenadas.. . nos castiga el
abandono, nos castiga el mundo, y hasta nosotras nos
lapidamos el alma…
...mientras ellos, OH, ellos, siguen libres volando
aventuras, encantados de magias jamás vislumbradas,
donde el erotismo embruja sus pasos y se dejan como
niños les acaricien pétalos hechizados…”
Saladina Eugeamor
Chilena
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