Rosas amarillas en San Valentín





Me regalaron rosas amarillas en San Valentín, ese día dedicado (válgame ) al amor: a todos los amores.

 No eran rojas como la pasión encandilada, esa delicia que nos eleva, nos vuelca, nos arrastra y que , luego del éxtasis , nos devuelve a las" veintitrés horas del día que nos quedan por andar", como dice Pablo, el cubano. 

Para esas otras veintitrés horas, las rosa amarillas. Por lo permanente, por esa vocación de coincidencia, de afinidades, de certezas, costumbres que le dan continuidad a la vida y la hacen perfectamente armónica, que es la mejor forma de amor.






PD: Olvidé decirles que las rosas están salpicadas
de rojo, perfecto.

Comentarios

Siluz ha dicho que…
Felicidades, amiga.
Que sigas disfrutando de ese amor permanente, armónico, verdadero.
Un abrazo en este día.

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